Problemas de usar linux. Una mirada con ironía y humor
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Los Problemas de Usar Linux. Ventajas y Desventajas. Mirada Crítica y con Humor

Hay dos tipos de personas que defienden Linux con uñas, dientes y comandos en Bash: los que lo han usado de verdad… y los que quieren que pienses que lo han usado. Y ambos pueden llegar a ser igual de intensos que un usuario de macOS hablando de su ecosistema. Lo más irónico es que en esta guerra santa del software libre, la mejor distribución de sistema operativo — la que realmente funciona, con sus drivers al día, buen diseño y sin terminal — es, paradójicamente, macOS. Sí, Apple. Ese Unix con cara bonita. Y es que si hablamos de los problemas de usar Linux, hay que decirlo claro: no es que no tenga ventajas, pero te hará luchar por ellas.

Y luego están los usuarios de Linux, que a veces parecen más una secta que una comunidad técnica. No basta con que lo usen; necesitan convencerte de que los problemas que les castigan a ellos son buenos. Si algo no te funciona, es tu culpa por no haber leído suficiente, por no usar la distribución correcta, o por tener un portátil mal alineado con los chacras del kernel. Cualquier crítica se responde con superioridad moral. Como algunos veganos intensos, no se conforman con su elección: quieren redimirte. Y lo hacen a golpe de tutorial en inglés, comandos que no entiendes y una paciencia que ellos creen que deberías tener por defecto.

Este artículo mezcla crítica con sentido del humor, ironía con experiencia. No pretende ser una guía técnica ni un manifiesto anti Linux. De hecho, puede contener algunos errores. 
Si te molesta el sarcasmo, si prefieres tomarte estas cuestiones como dogma en lugar de debate, probablemente este no sea el texto que deberías seguir leyendo. Ah! Y he utilizado IA para buscar todos esos chistes sobre Linux que leerás en el artículo. ¿Qué esperabais? Linux siempre se me ha dado bastante mal. 

¿Quién Usa Linux y Por Qué Debería Importarte?

En el imaginario colectivo, el usuario de Linux es un tipo con barba, camiseta negra y un portátil lleno de pegatinas de la FSF. Exagerado, pero no del todo falso. Lo cierto es que quien elige Linux suele tener motivaciones que van desde el control absoluto del sistema hasta una postura casi filosófica contra las grandes corporaciones. Y eso está bien. El problema es cuando esas motivaciones no coinciden con la realidad técnica del día a día. Querer libertad no debería implicar vivir en constante guerra con tu tarjeta de red.

Problemas de usar linux. Ventajas y desventajas de linux

Está el sysadmin que corre sus scripts con la misma soltura con la que hace café. El dev que ama su Arch como si fuera un bonsái que hay que podar cada mañana. El reciclador digital que instala Linux Mint en un portátil del 2009 para no tirarlo. Y el activista del software libre que piensa que usar Windows es casi un delito moral. Todos conviven en ese ecosistema desordenado. Ninguno te avisa de lo que viene si solo quieres que tu ordenador funcione sin quejarse.

Porque Windows puede ser un fastidio, claro. Actualizaciones eternas, interfaz cambiante, telémetros que te espían. Pero también es un sistema que simplemente… funciona. Lo instalas, conectas el Wifi, bajas Chrome, y a correr. Quien da el salto a Linux muchas veces lo hace con la esperanza de un mundo mejor. Pero se encuentra con un sistema que, si bien es libre, te hace pagar en tiempo, paciencia y consultas en foros de hace 12 años. Hay usuarios que cada instalación les hace perder 2 años de vida por los nervios.

Linux en el Escritorio: Promesa Eterna, Adopción Marginal

Cada pocos meses aparece una noticia celebrando que Linux ha alcanzado el 4,4 % de cuota en escritorios. Como si fuera la Champions. Los fans se emocionan. Pero sigue siendo una adopción mínima. Y eso que llevamos décadas oyendo que “este sí es el año de Linux”. Lo cierto es que si los problemas técnicos no se interpusieran entre el sistema y el usuario medio, ese 5 % sería mucho mayor. Porque las ventajas y desventajas de Linux son muchas… pero una está ganando claramente.

Le daremos una recompensa al esfuerzo a Ubuntu. El Linux que casi lo logra. Es la distribución que más ha acercado el sistema operativo del pingüino al gran público. Su interfaz cuidada, la instalación medianamente guiada y su gigantesca comunidad la convierten en la puerta de entrada para muchos. Ubuntu ha logrado lo que otras distros ni se han planteado: parecerse un poco a Windows, pero sin perder (demasiado) el alma Linux.

Pero por cada cosa que mejora, aparece un nuevo bug. Algunas aplicaciones no se actualizan bien, otras tardan demasiado en abrirse, y a veces los ajustes no se guardan como esperas. Ubuntu es como ese amigo que quiere ayudarte con todo, pero que al final acaba rompiendo algo sin querer. Tiene buena intención, sí, pero cada tanto te obliga a borrar todo y empezar desde cero.

Servidores y Móviles. El Rey Absoluto

En servidores, Linux es el rey absoluto. Y Android, que también es Linux (al menos en el corazón del kernel), arrasa en el móvil. Pero eso no significa que el escritorio sea igual de funcional. Tener el mejor motor no sirve si el volante se cae cada tres giros. Linux puede ser brillante en centros de datos, pero eso no arregla tu webcam cuando no funciona en Zoom. Linux también genera ciertos problemas en servidores, pero como los gestionan técnicos con experiencia y formación, lo llaman “comportamiento esperado”.

Linux arrasa en servidores, sí, pero no por arte de magia ni porque sea “el mejor sistema del mundo”. Funciona porque está en manos de técnicos que saben exactamente lo que hacen y porque detrás hay empresas con presupuesto, departamentos de IT y cafés de máquina sin fondo. En ese contexto, Linux no es un sistema operativo: es una herramienta mantenida con precisión quirúrgica. No hay espacio para los típicos problemas de usar Linux que sufre el usuario doméstico: Wifi, brillo de pantalla etc. Todo está documentado, automatizado y supervisado. Lo que funciona en un servidor no necesariamente funciona igual en el portátil de tu casa, especialmente si lo gestiona alguien que acaba de descubrir qué es un “terminal”.

Los problemas de usar linux
La supuesta superioridad de Linux en servidores no es mérito del sistema, sino de quienes lo doman.

¿Qué Frena a Linux en el PC de Casa?

La respuesta es tan simple, que hasta duele oírla: la desinformación consciente y constante. Parece como si los grandes desarrolladores de Linux no quisieran bajarse del burro, ni quisieran tomar las riendas del sistema operativo. Los problemas de usar Linux empiezan por los mismos desarrolladores que, lejos de crear facilidades, se empeñan en plantear retos y dificultades para que solo un selecto grupo de usuarios sobreviva a la instalación y uso del sistema. Luego entraremos en detalle con esos retos.

Ventajas Reales de Linux (Cuando Todo Funciona)

Lo mejor de Linux no es que sea gratuito, sino que no te hace sentir como si fueras tú el producto. No hay anuncios en el menú de inicio ni actualizaciones forzadas a las 3 de la tarde. Además, puedes revivir portátiles que con Windows parecían tener parkinson. Todo suena bien hasta que te das cuenta de que no todos los dispositivos están listos para funcionar con esa ligereza. Pero cuando lo hace… oh, qué gloria.

Linux no necesita antivirus como tal. No porque sea un ser mágico, sino porque la mayoría de malware ni se molesta en apuntarle. Tiene muchas vulnerabilidades que suelen arreglarse con una actualización de software. Su arquitectura lo hace más estable, y eso se nota. No hay ventanas pop-up diciéndote que algo ha escaneado tu sistema y ha encontrado amenazas inexistentes. Eso sí, esta seguridad suele venir con una capa extra de paranoia: configuraciones de firewall, permisos de ejecución, y logs que nadie entiende. Seguridad sí, pero con manual de instrucciones.

Mujer contenta al lograr que su linux funcione sin errores en un portátil
Una mujer sonríe feliz tras conseguir instalar Debian en un ordenador portátil después de 5 años.

Con Linux puedes hacer lo que quieras: cambiar el entorno de escritorio, tunear cada aspecto visual, montar servidores caseros, o instalar software sin pedir permiso a nadie. Pero ese poder tiene un precio: responsabilidad técnica. Cuando algo se rompe, el soporte eres tú. O algún forero con actitud de sensei zen que responde con frases enigmáticas. Las ventajas y desventajas de Linux están en perfecto equilibrio… hasta que el equilibrio se rompe y te deja sin sonido ni micrófono en medio de una videollamada.

¿Has oído hablar de gnome-tweaks. Ni tú ni nadie. Paradójicamente es una de las interfaces de escritorio más brutales y atractivas que he visto en mi vida. Supera de lejos al entorno de Windows 11. Pero no se instala por defecto en las distribuciones “debian” de linux, como Ubuntu. Ni siquiera hay un manual, ni una recomendación. Como todo lo bueno en linux, se instala desde la línea de comandos. ¿De verdad estos tipos quieren que la gente utilice más linux? Lo siento, pero no me lo creo.


Los Grandes Problemas de Usa Linux: Qué No Te Cuentan los Evangelistas del Pingüino

Drivers: la Ruleta Rusa del Hardware

Instalas Ubuntu, reinicias con ilusión… y descubres que tu tarjeta gráfica es invisible para el sistema. O que tu adaptador Wifi funciona solo cuando alineas los planetas. El soporte de hardware sigue siendo el mayor talón de Aquiles de Linux en el escritorio. Hay que añadir repositorios, instalar paquetes como bcmwl-kernel-source o compilar cosas que suenan a invocaciones oscuras. ¿Tu impresora multifunción? Prepárate para una sesión de arqueología en foros de 2012.

El Gran Problema de las Distribuciones

La enorme variedad de distribuciones de Linux —Debian, Fedora, Arch, Red Hat, Ubuntu, y sus infinitos derivados— es, para muchos, una muestra de libertad. Para el usuario medio, es más bien una pesadilla con forma de menú desplegable. Elegir “Linux” no es elegir un sistema operativo, es apuntarse a una ruleta rusa de compatibilidades, gestores de paquetes y comunidades distintas. A diferencia de Windows 11, que es uno y se instala igual en casi cualquier máquina, en Linux cada distribución tiene sus propias normas, su propio ritmo de actualizaciones y su propia forma de romper algo. Y claro, cuando buscas ayuda, descubres que el tutorial que encontraste es para otra distro… y que tú ni siquiera sabías cuál estabas usando.

Terminal Obligatorio

Sí, hay entornos visuales. Sí, puedes hacer clics. Pero tarde o temprano, terminarás en la terminal (valga la redundancia). Ya sea para arreglar una actualización fallida, añadir un PPA que no se actualiza o instalar un paquete que no aparece en la tienda. El mito de “no necesitas saber código para usar Linux” se desmonta con solo intentar hacer funcionar el brillo de la pantalla.

Gran parte de la ayuda que recibirás online será por parte de gente que son más fieles al terminal que a su mujer. Toda ayuda que te den, todo consejo pasará por el terminal y eso siempre es un problema para los usuarios noveles. Sucede porque el diseño de este sistema operativo es modular y el núcleo duro de la programación se controla desde el terminal. Solo si hay tiempo, ganas o motivos de peso, se desarrolla un entorno gráfico para simplificar algunas tareas. Pero ¿Sabes Qué? Parecerá que te estén haciendo un favor.

Fragmentación Extrema. Libertad sin Coherencia

Distribuciones por cientos, entornos de escritorio por docenas, gestores de paquetes múltiples. ¿Flatpak, Snap, AppImage, APT? ¿KDE, GNOME, XFCE, i3? Es como entrar a un supermercado donde cada estantería habla un idioma distinto. Esta fragmentación, aunque celebrada como diversidad, es uno de los problemas de usar Linux más infravalorados: cada combinación es un experimento. Y cuando falla, no sabes si es culpa del sistema, del entorno, del paquete… o de ti.

Actualizar el kernel en Linux es como cambiar el motor de un coche mientras vas en marcha y uno de los problemas de usar Linux que te suceden de vez en cuando. Pero si aún te apetece jugar, aquí te dejo la receta del desastre:

  1. Añade un repositorio que suena a experimento:
    Porque claro, no hay nada más confiable que instalar software crítico desde algo llamado “ppa:cappelikan”.
  2. Ejecuta una app con permisos de superusuario que promete no romper nada:
    mainline es como una ruleta. Te muestra versiones del kernel y tú eliges una sin saber muy bien por qué. Como en Tinder, pero con consecuencias más serias.
  3. O, si te va la marcha, hazlo a mano:
    Descarga paquetes .deb desde una web con interfaz de los años 90. Instálalos todos con dpkg -i *.deb y cruza los dedos. Si sale mal, ya sabes: reinicia en modo recuperación, abre una terminal y reza en Bash.
  4. Comprueba que todo funciona con “uname -r”:
    Spoiler: no lo sabrás hasta que uses el sistema durante un rato. Y si algo va mal, te toca volver al kernel anterior como quien deshace una maldición.

¿La moraleja? Actualizar el kernel no es difícil… si tienes nervios de acero y tiempo para leer foros de hace diez años. ¿Y tú te quejas de lo que tardan en instalarse las actualizaciones de Windows 11 y de tener que reiniciar 3 veces?

¿Es Linux Solo para Expertos o Masoquistas Digitales?

El verdadero muro de Linux no es de código, es de contexto. Si no sabes qué es una terminal, un chmod, un ppa o una llave GPG, estás en desventaja desde el primer reinicio. El sistema no te guía: te lanza a la selva con un machete y un mapa incompleto. La comunidad es grande, sí, pero también lo es la cantidad de jerga incomprensible que se da por supuesta. Para quien viene de Windows, el choque cultural es inmediato. Y muchas veces, brutal e insuperable. Linux tiene una solución para cada problema, pero también un problema para cada solución.

Comportamiento sectario de los usuarios de Linux

A falta de información, la desinformación se extiende como una plaga. Primero, porque no hay tantos expertos con ganas de ayudar, ni tampoco resulta fácil solventar fallos técnicos. Segundo, porque Linux no pretende ser intuitivo, ni fácil. Linux tiene su propia agenda y si no te gusta su filosofía, no la cambiarás. Adentrarse en el mundo de Linux, es parecido a iniciarse en una secta. La adquisición de conocimiento no es más que un ritual por el que se debe alcanzar la iluminación. También es selección natural, quien lo consigue es bienvenido a Linux y los que no lo logran, tampoco aportan nada. Siempre les quedará Windows.

Una de las grandes ventajas de Linux es su comunidad. Hasta que haces una pregunta mal formulada. Entonces, en lugar de ayuda, recibes una clase magistral sobre cómo buscar en Google. O una lección sobre por qué usar Ubuntu es de novatos. O peor, una respuesta que te remite a otra respuesta que remite a un hilo de 2007. El problema no es la falta de respuestas, sino que muchas veces la ayuda llega en formato de juicio técnico. Porque admitámoslo, los novatos y sus problemas se hacen pesados. Esperemos que las IA tengan algo que decir al respecto y esto cambie en el futuro.

Desde hace ya algunos años, los tutoriales de YouTube han colaborado en la “educación” de los nuevos usuarios. Los problemas de usar Linux se han reducido mucho con estos vídeos, aunque la descoordinación de las distribuciones sigue siendo una piedra en el zapato del kernel. No se puede crear un tutorial para solventar todos los problemas, ni un tutorial de inicio que sirva para todas las distros. Y en lo que se refiere a vídeos que te muestran pasos para realizar cualquier tarea, es fácil que los pasos del vídeo a ti no te funcionen y te quedes a medias, como en un coitus interruptus.

Sí, aprenderás. Sí, entenderás cómo funciona tu ordenador a un nivel que ni sospechabas. Pero será a base de errores, reinstalaciones y lecturas infinitas. Usar Linux no es difícil. Es exigente. Es como aprender a cocinar en una cocina donde cada utensilio tiene su propio manual y nada está etiquetado. Si eres paciente, puede ser gratificante. Si no, puede ser un suplicio.

Conclusión o Algo Parecido

A diferencia de muchas propuestas que no han encontrado una base de usuarios los suficientemente fiel, véase el caso del multiverso; lo que hace que Linux siga vivo es su gran base de usuarios corporativos enfocados en servidores. Linux se aguanta porque hay unos intereses evidentes en el mundo profesional y eso al final acaba afectando de forma positiva las distribuciones de escritorio. Y por supuesto, aguanta porque el sistema es muy bueno, pero si mañana apareciera un sistema operativo que reemplazara: red hat, fedora y Debian y no estuviera basado en un kernel Linux; las distros de escritorio quizás no desapareciesen, pero se verían seriamente dañadas.

Linux es un sistema operativo lleno de ideales nobles y promesas tentadoras: libertad, seguridad, rendimiento, comunidad. Pero también está plagado de fricciones, inconsistencias y una exigencia técnica que no todo el mundo está dispuesto a pagar. Sus ventajas y desventajas no se anulan entre sí; más bien, se solapan en una experiencia que puede ser tanto enriquecedora como exasperante. Es como pedirle a un niño que se coma la verdura; cuesta mucho, pero lo haces por su bien.

Para quien busca un proyecto, un reto o una manera de aprender a base de tropiezos, Linux es una mina de oro. Sobre todo en tropiezos. Para quien solo quiere encender el portátil y trabajar o ver series, sigue siendo una apuesta arriesgada. No es que Linux no funcione. Es que para hacerlo funcionar, muchas veces tienes que convertirte en tu propio departamento de soporte técnico. Y eso, en 2025, sigue siendo su gran talón de Aquiles. Porque mientras el resto del mundo digital corre hacia la automatización, la simplificación y la accesibilidad, el escritorio Linux sigue siendo el refugio de valientes. O de cabezotas, según se mire.


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