Fin del soporte de Windows 10
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Fin del Soporte de Windows 10 en 2026: Qué Significa y Qué Alternativas Hay

Pensabas que Windows 10 duraría para siempre, como ese viejo pantalón que ya no usas pero te niegas a tirar. Pues no. Microsoft ya le ha puesto fecha de caducidad oficial: el fin de Windows 10 es en octubre de 2025. Bueno, o 2026 si aceptas sus condiciones, pero de eso hablaremos luego. Como cada vez que Windows anuncia un fin de soporte, el apocalipsis informático regresa a las portadas. Gritos, susurros y titulares catastrofistas. Pero la pregunta clave es otra: ¿es realmente el fin… o es una nueva oportunidad para cuestionarnos cómo usamos nuestros ordenadores? ¿Qué implica el fin del soporte de Windows 10?

¿Qué Significa Realmente el Fin del Soporte de Windows 10?

Decir que Windows 10 dejará de tener soporte en 2026 es como decir que tu coche dejará de pasar la ITV. No significa que se detenga en seco, sino que nadie más se hará responsable si algo falla. El fin del soporte de Windows 10 implica, sobre todo, el cese de actualizaciones de seguridad. Nada de nuevos parches. Si aparece una vulnerabilidad, te las apañas solo o rezas para que tu antivirus haga milagros.

La palabra clave aquí es “riesgo”. Con cada vulnerabilidad no corregida, el sistema operativo se vuelve más inseguro. No porque vaya a dejar de funcionar, sino porque será más fácil de explotarlo por terceros. Los antivirus pueden echar un cable, pero no sustituyen el trabajo de fondo que hacen las actualizaciones del sistema. Piénsalo como los cimientos de una casa: si hay grietas y nadie las repara, da igual cuántas cerraduras pongas en la puerta.

Por otro lado, desde 2022 Windows 10 ya no recibe mejoras funcionales. Si esperas nuevos cambios visuales o funciones novedosas, llegaste tarde. El sistema sigue operativo (valga la redundancia), pero está congelado en el tiempo, y eso también tiene sus consecuencias. Bueno, alguna funcionalidad sí que se ha dejado caer: Copilot, claro. Los de Redmond, al igual que Mediamarkt, no son tontos y necesitan cuota de mercado para su IA. Que con las cosas del comer, Microsoft no juega y la competencia es dura.


La Prórroga Condicionada: ¿Prolongación o Chantaje Encubierto?

Microsoft anunció una extensión del soporte de Windows 10 hasta 2026. Pero solo si aceptas vincular tu cuenta de Microsoft al sistema. Una condición que parece menor, hasta que reflexionas sobre lo que implica: más integración forzada, más datos centralizados y, en definitiva, menos control del usuario. Ah … se me olvidaba, más anuncios también. Porque no solo de licencias de Windows vive Microsoft.

Lo que podría verse como una prórroga generosa, también puede interpretarse como una forma de empujar a los usuarios hacia un ecosistema cada vez más cerrado. El soporte extendido no es gratuito: tiene un precio, aunque no se mida en euros sino en privacidad. En una era donde la transparencia debería ser un pilar, imponer condiciones sin una conversación abierta ni alternativas reales es cuanto menos cuestionable. Así, la frase “fin del soporte de Windows 10” deja de ser una simple etiqueta técnica para convertirse en un recordatorio de hasta qué punto ceder el control puede ser el verdadero precio de la prórroga.

Y es cierto que Microsoft, como Google, ya tienen nuestros datos. Y si no los tienen, seguro que se han hecho una idea aproximada de nuestros gustos, de quienes somos, qué nos mueve y qué hacemos por la red. Resulta innegable que ofrecer una prórroga de un año parece más un acto de condescendencia y arrogancia que una ayuda. Microsoft debería preguntarse qué desean realmente sus clientes llegados este punto. Aunque saben la respuesta: “que un ordenador o laptop pueda vivir con Windows 10 hasta 2030”; se lavan las manos.


Para los Más Despistados

Windows 10 fue lanzado al público de forma oficial el 29 de julio de 2015. Se presentó como una versión gratuita para muchos usuarios de Windows 7 y 8.1 durante su primer año, y Microsoft lo promovió como “la última versión de Windows”, una promesa que evidentemente no duró.


Compatibilidad Futura: la Lenta Agonía del Software

El gran problema del fin del soporte no es inmediato. El sistema no colapsará el 1 de noviembre de 2026 (no hablamos de algo como el efecto 2000, o quizás sí … ¿Quién Sabe?) Lo que sí es seguro es que empieza un declive progresivo. Navegadores que ya no actualizan, apps que se niegan a instalarse (más de lo normal), herramientas que piden versiones más recientes del sistema. La compatibilidad será lo que muera primero.

Las grandes empresas de software no tienen incentivos para mantener compatibilidad con versiones antiguas de Windows. Y cuando el navegador deja de recibir soporte, toda tu experiencia online empieza a deteriorarse. Esto no es futurismo: es lo que pasó con Windows XP, Vista y 7. Esa película creo que ya la hemos visto muchos. Sabemos cómo termina. Así que no se trata solo de seguridad, sino de usabilidad a medio plazo. Y eso nos lleva a la pregunta que muchos se hacen.

¿De verdad Hay que Cambiarse a Windows 11?

Si tienes un PC comprado antes de 2019, probablemente no sea compatible con Windows 11. No porque no funcione, sino porque Microsoft ha definido unos requisitos arbitrarios (TPM 2.0, CPUs recientes) que dejan fuera a millones de equipos perfectamente funcionales. Esto ha generado una enorme frustración.

Cuáles Son los Requisitos para Poder Actualizarse a Windows 11?

Para poder actualizar a Windows 11 y solventar el fin del soporte de Windows 10, necesitas un ordenador con un procesador moderno (Intel de octava generación o AMD Ryzen 2000 en adelante), al menos 4 GB de RAM, 64 GB de almacenamiento, y algo que muchos equipos antiguos no tienen: el chip TPM 2.0 y un sistema UEFI con arranque seguro. También hace falta una tarjeta gráfica compatible con DirectX 12 y una pantalla de al menos 9 pulgadas en alta definición. Ah, y si instalas la versión Home, te obliga a tener conexión a internet y cuenta de Microsoft desde el minuto uno. Por eso, muchos PCs perfectamente funcionales se quedan fuera de la fiesta.

La realidad es que muchos usuarios no quieren ni pueden cambiar de equipo. Y tampoco necesitan las “novedades” que ofrece Windows 11. Entonces, ¿por qué forzar la migración? La respuesta parece estar más en la estrategia comercial que en la necesidad técnica. El fin del soporte de Windows 10 se convierte, así, en un empujón indirecto para renovar hardware. Aunque algunos no tengan más remedio, no todos estamos dispuestos a seguir ese juego.

Una Solución Empresarial

Un apunte interesante: para las empresas existe una opción adicional. Se trata del programa Extended Security Updates (ESU), una licencia especial que permite seguir recibiendo parches críticos incluso después del fin del soporte oficial. Está pensada para organizaciones que no pueden actualizar de inmediato por motivos técnicos o regulatorios. Sin embargo, su acceso está restringido y su coste aumenta progresivamente cada año, lo que lo hace inviable para usuarios individuales o pequeñas empresas.

Opciones Reales

Los usuarios actualmente disponen de 4 opciones a partir de octubre de 2025

  • Continuar con Windows 10. No será muy seguro, pero nos dará unos años para sentir la necesidad de que ha llegado el momento del cambio y comprarnos un nuevo ordenador. Que por cierto, no tendrá por qué ser Windows.
  • Comprarse un nuevo ordenador. Entiendo que será la opción por la que más gente optar´.
  • Forzar la instalación de Windows 11 con herramientas como rufus. Aunque Microsoft ya ha dicho que bloqueará actualizaciones. Así que volveríamos a estar en la misma situación que si nos quedáramos con Windows 10.
  • Borrar Windows e Instalar Linux. Lo explico más adelante. Incluso pasarse a Mac sería mejor opción.

En Caso de Emergencia …

Ahora bien, hay precedentes donde Microsoft ha lanzado actualizaciones de seguridad críticas incluso para sistemas ya oficialmente obsoletos. Ocurrió, por ejemplo, en 2017 con el infame ransomware WannaCry: Microsoft liberó un parche de emergencia para Windows XP, un sistema que había dejado de recibir soporte en 2014. El riesgo era tan alto que dejarlo sin parchear habría supuesto una catástrofe global.


También lo hicieron en 2019, cuando descubrieron una vulnerabilidad en los servicios de escritorio remoto (conocida como BlueKeep), y publicaron parches para XP, Windows Server 2003 y otros sistemas fuera de soporte. Estos casos demuestran que, pese a sus presiones para forzar la adopción de nuevos sistemas, Microsoft sabe que hay límites reputacionales que no puede obviar tan fácilmente. La seguridad de millones de equipos conectados prevalece, al menos en escenarios extremos, sobre la estrategia de producto.

Alternativas Realistas para Seguir Usando tu PC

Para quienes no quieran o no puedan migrar a Windows 11, hay salidas. Una de ellas son las licencias OEM, mucho más baratas, que permiten mantener activado Windows 10 hasta el final del soporte oficial. Son legales y efectivas, aunque están ligadas a la placa base. Tan solo es una idea que dejo caer como opción para evitar el fin de Windows 10.

Otra opción es reforzar la seguridad con antivirus potentes y navegadores que sigan ofreciendo soporte, al menos por un tiempo. No es ideal, pero puede alargar la vida del sistema. También conviene reducir la exposición del sistema en redes públicas, desactivando servicios innecesarios y actualizando con parches independientes si están disponibles. Por ejemplo, el navegador Firefox ha mantenido soporte extendido para versiones antiguas de Windows más allá del calendario de Microsoft. Además, algunos antivirus como Kaspersky o Bitdefender han seguido ofreciendo parches de firma y escaneo para Windows 7 mucho después de su retiro oficial. Estas estrategias, aunque parciales, pueden permitir que un sistema operativo siga funcionando de forma razonable mientras se planea su reemplazo con calma.

Y luego está Linux. No hace falta ser un hacker ni renunciar a la interfaz gráfica. Hay distribuciones fáciles, rápidas y ligeras que permiten reciclar equipos antiguos sin renunciar a productividad ni navegación web. Una solución realista y cada vez más popular.

Entre las distribuciones más amigables para dar el salto desde Windows 10, destacan:

  • Linux Mint: muy similar en aspecto a Windows, ideal para usuarios que buscan una transición sin sobresaltos.
  • Zorin OS: pensada específicamente para usuarios de Windows, con una interfaz familiar y excelente compatibilidad.
  • Elementary OS: estética cuidada y minimalista, ideal para quien valora el diseño.
  • Ubuntu MATE: ligera y estable, perfecta para equipos más antiguos.
  • MX Linux: con bajo consumo de recursos y gran estabilidad, muy adecuada para usuarios medios.

Todas estas opciones son gratuitas, tienen amplias comunidades y permiten extender la vida útil de tu ordenador sin depender de Microsoft. A pesar de que son opciones que puedo recomendar, no puedo dejar escapar la oportunidad de avisar al lector sobre los problemas inherentes de las distribuciones Linux, tal y como describo en este artículo en tono jocoso e irónico.

Y por cierto, si alguien está pensando “Esto con Linux seguro que no pasa” va mal encaminado. En Linux sucede exactamente lo mismo que con el fin de Windows 10. Versiones antiguas de los sistemas operativos no pueden actualizarse y dejan de recibir actualizaciones. La diferencia es que no hay un ciclo de obsolescencia programada. Así que por ejemplo, para tu ordenador de 2012 no es necesario instalar Debian 6.0; puedes instalar la última versión Debian 12 “Bookworm”. Una molestia relativa si practicas el arte de instalar un sistema operativo limpio cada 6 o 7 meses.

Conclusión. A Microsoft Ama su Producto, No a sus Clientes

Lo que parece una decisión técnica, es en realidad una jugada comercial. El fin del soporte de Windows 10 en 2026 obliga a millones de usuarios a elegir: renuevas tu equipo, compras Windows 11 o te las apañas como puedas. Y en todos los escenarios, alguien gana o ahorra dinero. Fabricantes de PCs, desarrolladores de software, Microsoft misma que se quita un problema de encima… todos se benefician de un ciclo de renovación programada. El perjudicado, como siempre, es el usuario medio. Ese que compró un ordenador pensando que le duraría una década.

Por eso conviene pensar antes de aceptar sin más. Cuestionar estas estrategias no es paranoia: es salud digital. El fin del soporte de Windows 10 en 2026 no es solo un hecho técnico, sino una constatación del poder que tienen y ejercen algunas empresas de software. Invito al cliente a leer la sección “Antes de existieran los modelos de suscripción” para entender el origen de la fuerza de Microsoft y otras compañías.

¿Debería Microsoft ofrecer actualizaciones hasta 2050 para evitar el fin de windows 10? Evidentemente no. Interrumpir mejoras a los diez años de vida del sistema operativo me parece más que suficiente. Ahora bien, poner en riesgo la seguridad de sistemas domésticos rehusándose a crear parches de seguridad a partir de 2026, nos demuestra qué tan poco le importan sus clientes a Microsoft.

Es el momento de cuestionarse los que dicen los grandes de la industria. Microsoft nos hace pasar por un calvario de actualizaciones para nuestros Windows cada mes, según ellos, por nuestro bien. Pero tras 11 años, nuestro bienestar les importa muy poco. Habrá seguridad con Windows 10 para algunas empresas que paguen. El resto se quedarán con el culo al aire; vendidos, vulnerables …. ¿Tanto cuesta dejar un equipo de ingenieros cinco o seis años más apuntalando el sistema con parches de seguridad?

También es momento para revisar nuestras dependencias digitales: ¿cuántas de nuestras herramientas y hábitos responden a necesidades reales, y cuántas nos han sido impuestas por la industria? También es el momento de juzgar a las empresas que confiamos la seguridad digital de nuestros sistemas. Con este movimiento, Microsoft ha demostrado que no es de fiar y que le mueven intereses “espurios.”


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